viernes, 30 de junio de 2017

Ramón Llanes Domínguez








La mar sin ti
es un vocablo,
la inmensidad,
el alimento quizá de la sombra,
la tercera razón de la luna,
el pie de los ojos de Dios...
la mar sin ti
no es un verso.





Laura Villanueva Guerrero

El sonido azul de mi risa


"Pongo las manos sobre mi corazón y siento que late desesperado."


Juego con tu piel como si fueras una luz fría y yo estuviera a 40 grados de amor. Aparta ese tejado. Quiero ver el sol y sentir la brisa. Hay días de verano que necesito tener el cielo en los pies y correr hacia tu cuerpo para marcar más lugares con mi caricia. Éste que me enseñas hoy, me gusta. El deseo se renueva en mis ojos con un brillo de lascivia. Todo es posible cuando te tengo debajo y empiezas a cantar en voz baja, canciones antiguas. Recítame el poema XV de Alfonsina. Y dime que en tu pecho se ha quedado grabado el sonido azul de mi risa.

jueves, 29 de junio de 2017

Marcos Ana




Mi primer amor.


Una tarde, casi al anochecer, me encontré con un amigo de la infancia, hombre de negocios que, sin participar de mis ideas, me visitó alguna vez en la cárcel de Porlier. Me invitó a dar una vuelta por Madrid y me llevó a conocer algunos cabarés que él seguramente frecuentaba. Yo aparentaba cierta indiferencia, pues salía un poco chapado a la antigua y me parecía que no era demasiado responsable visitar esos lugares. Pero miraba a hurtadillas y se me saltaban los ojos viendo a aquellas mujeres excitantes que deambulaban de un lado a otro provocativamente.
En un momento, mi amigo miró su reloj y me dijo: "Debo marcharme, tengo invitados en casa y se me está haciendo tarde. Dame tu teléfono y nos vemos otro día con más calma". Le di un número falso, pues dada mi situación, pendiente de mi salida clandestina de España, no era prudente establecer ninguna relación.
-Espérame un minuto -me dijo antes de marcharse.
Se perdió en el fondo del salón y volvió con una muchacha preciosa, a la que llamó Isabel. Sin presentármela siquiera, le dio un billete de quinientas pesetas y le dijo: "Toma, para que pases la noche con este amigo".
Era una muchacha delgada y morena, con ojos azules y tan excesivamente joven que en su rostro no había ni la más leve huella de su profesión. Me es muy difícil describir ahora cómo pasé aquel momento, pero lo cierto es que cuando me quedé a solas con aquella mujer hubiera deseado que me tragase la tierra. No sabía cómo comportarme. Ella me dijo con tono indiferente: "Bueno, vámonos". Y yo, confuso y con voz entrecortada, le pregunté: "¿Adónde?". "Pues... al hotel".
-Pero así, ¿sin apenas conocernos? Me gustaría pasear un poco, saber algo más de nosotros...
Era un lenguaje inusual para una prostituta y me miró sorprendida. Y al ver que yo no acertaba a hablar, que me temblaba el cigarrillo en la mano mientras fumaba nervioso, pensó que estaba borracho y me devolvió el dinero. Yo, en lugar de retirar el billete, tomé con mis dos manos la suya: "No, no, si yo quiero ir contigo, me gustas y lo deseo, pero es que para mí todo esto es muy difícil...".
Y balbuceando las palabras, tartamudeando, le conté que acababa de salir de la prisión, que era un preso político, que me habían tenido veintitrés años fuera de la vida, que nunca había estado con una mujer...
Entonces, aquella muchacha, un poco extrañada, dulcificó su rostro, sus ojos me miraron de pronto con afecto, o con piedad, no sé, y me dio una lección de humanidad, con una ternura y comprensión inesperadas.
-Bueno, mira, yo creí que estabas borracho. Ahora cambia todo, y voy a perder hoy contigo unos cuantos servicios esta noche.
Me invitó a cenar, creo que fue en la Torre de Madrid o en un edificio alto de la plaza de España, y viví, entre temblores, las escenas más hermosas e increíbles. Después de cenar seguimos un rato charlando hasta que ella me dijo: "¿Nos vamos ya al hotel?". El problema para mí seguía siendo el mismo; era como cruzar un río desconocido, sin saber nadar, lleno aún de inseguridades. Pero ella, riéndose, me decía: "No te hagas problemas, tú no tienes que preocuparte de nada, lo voy a hacer yo todo".
Y nos fuimos al hotel, donde ella vivía en una habitación alquilada. Todo resultó más fácil de lo que yo temía. El mérito fue de ella. Superé mis inhibiciones, y aquella muchacha, con la mayor sensibilidad y ternura, consiguió que, por primera vez, conociera el amor en una noche inesperada. Después, en vez de dar "la sesión" por terminada, me pidió que me quedase a dormir con ella. Lo dudé un poco: la preocupación de la familia si no volvía a casa, los policías si notaban mi ausencia... Pero era muy difícil renunciar, me quedé y seguimos charlando hasta altas horas de la madrugada.
Por la mañana me despertó con un beso. Traía una bandeja en sus manos. Había bajado a la calle a por churros y chocolate, se sentó en el borde de la cama y desayunamos juntos. Al despedirnos la estreché con la mayor ternura entre mis brazos, con el corazón en la garganta, sabiendo que no la iba a ver nunca más.
Al llegar a casa encontré a mi hermano disgustado por no haberles avisado de que iba a pasar la noche fuera. Mi cuñada, Lola, que había tomado mi chaqueta para cepillarla, sacó de uno de los bolsillos un papel liado como un cigarrillo y me preguntó: "¿Qué tienes aquí, Fernando?".
Un majestuoso ramo de flores
Tomé el papel, en el que venía enrollado el billete que le dio mi amigo y una pequeña nota que decía: "Para que vuelvas esta noche". Al leer aquellas palabras, que me parecía oírlas de su propia voz, volvió a mí la fuerza de la sangre y, estremecido por el deseo, me eché a la calle sin quedarme a comer, aun sabiendo que el local no lo abrirían hasta las ocho o nueve de la noche. Estaba exaltado, nervioso, deseando vivir un nuevo encuentro.
Pero mientras paseaba esperando una hora prudencial para ir al cabaret, me asaltó un pensamiento molesto, que fue tomando cuerpo y que me llenó de confusión y contrariedad: la idea de que iba a romper el encanto de mi primera noche con Isabel. Que al volver y "comprar su cuerpo" con aquel dinero, que además era suyo, sería como tomar conciencia de que era una prostituta y que yo la iba a prostituir aún más, como un cliente cualquiera, y a ensuciar y hacer trizas un hermoso recuerdo que quería y debía conservar con toda su pureza y su ternura.
Pero otra vez me abrasaba el deseo y mi imaginación se encendía recordando la noche que pasamos juntos. Y cuando estaba dudando con esos pensamientos enfrentados pasé por delante de una floristería y casi sin pensarlo, con un impulso instintivo, entré y le dije a la vendedora: "Póngame quinientas pesetas de flores".
La mujer me miró sorprendida: "¿Quinientas pesetas?".
-Sí, sí, quinientas pesetas, escójame las mejores flores.
Empezamos a elegir y formamos un ramo majestuoso, donde se mezclaban las orquídeas con las magnolias y las rosas.
Me parecía inadecuado, ridículo sobre todo, llevárselo al cabaret donde ella trabajaba y ofrecérselo en aquel ambiente. Tomé un taxi, me dirigí al hotel donde pasamos la noche, en la calle Echegaray, y dejé en la recepción el ramo de flores y una sencilla nota que decía: "Para Isabel, mi primer amor".



Del libro: Decidme como es un árbol

José De Benito





El cristal opaco

Piensas en el pasado como una realidad

pasada.
Notas como aquello fue vivido

porque el brillo de los perfumes
se agolpa cuando quiere,
porque las melodías oídas
vuelven para tapar tus oídos.
Porque las imágenes y las voces,

los ecos de la sierra y el mar,
los sonidos del silencio en la noche
cuando te enfrentabas a la lucha
por la tranquilidad de espíritu,
cuando tratabas a diario con tus dudas,
enormes dudas,
sobre la realidad Existencial,
no puedes oír con claridad
la voz de los que dicen siempre
que creas.
Y la de los duendecillos,

ellos siempre están presentes
y hablan en los oídos sobre cosas.

Y tú siempre presente,

se hace imposible retirarte de
mi mente que piensa dentro
de la tuya.
Si, vivo y pienso, siento y soy,

dentro de ti, mujer





Ana García Briones






Como quisiera,
ahora,
en este instante,
empaparme de lluvia
y endulzarme de mieles.

Que las olas azules,
me abrazaran fuerte,
transportándome,
al fondo submarino
de mi océano.

Escupir sin miedo,
los besos contaminados
de tristezas.

Como quisiera,
ahora,
desnudar el alma
y en el ropero
de los sueños,
colgar los remos de tu barca.







miércoles, 28 de junio de 2017

Alejandra Pizarnik


EL DESPERTAR





El despertar

A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios


Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

De "Las aventuras perdidas" 1958

Hindi Zahra - Beautiful Tango (Unplugged)

Marcos Ana





DECIDME COMO ES UN ÁRBOL

Decidme como es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire
recítame un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre
decidme como es el beso de una mujer
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo.

Aún las noches se perfuman de enamorados
que tiemblan de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa?
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa
22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas
su olor, su aroma
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.

Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron,
no puedo seguir
escucho los pasos del funcionario.







martes, 27 de junio de 2017

Isabel García Mellado



 

 

 

 

 

SI PUDIERA SALIR DE ESTE MAR



si pudiera salir de este mar
y los niños girasen
sin nombre ni sombras
en algún momento entre mis manos
de arena cálida y aquellos ojos sin sentido,
dejaría quizá de recordar el vacío,
aprendimos que el frío habita las palabras sencillas
por eso nos sorprende,
hay que saber tantos lenguajes para llegar a comprender
que nada es lo que parece
y por eso es hermoso
perfectísimas perlas forman este miedo ,
tenía que haberlo previsto:
cuando estalle la ecuación
nos sentiremos perdidos, olvidaremos
que la piel es una casualidad
los pensamientos redacciones de colegio
de las que no llegamos a estar satisfechos,
si pudiera
dejaría de llorar
cuando veo un caballo corriendo libre dentro del viento
contaría los síes que vendí a un precio ridículo,
y las pocas islas en las que merece la pena perderse,
después de deshacernos de la antigua armadura
seríamos un rato libres
y compraríamos otra, más ajustada al tiempo
para poder quitárnosla
más adelante

Pablo Mora









Para qué la poesía
Pablo Mora



Para unir lo posible con lo imposible



“La poesía y su fruto, el poema, están indisolublemente unidos a la natural inconformidad humana. Mientras la filosofía requiere principios, argumentación lógica, verdad develada y desocultada; la poesía sugiere y, desde la intuición, une lo posible con lo imposible; lo real y lo irreal; los sueños y la vigilia.
El lenguaje poético se resiste a las normas de cualquier tipo. En su ímpetu deplora el sentido común... Su mayor cualidad reside en ser el centro mismo de la claridad y las aspiraciones del hombre, de su abismo y de sus sueños más altos. El ser de la palabra poética no se acomoda a las cosas que pueblan la superficie... Cuando el poeta necesita nuevos referentes, cuando el lenguaje le parece inadecuado o impropio para decir y decirse, penetra en la búsqueda azarosa de nuevas palabras. Esta búsqueda insaciable de riesgo, de sufrir condena, desde Prometeo, ha impulsado al poeta a su más formidable manifestación: el poema; el poeta se ha liberado. La más esplendorosa autonomía de lo humano reside allí, en la creación. El jamás será esclavo de la palabra. Lengua y lenguaje lo han humanizado. Es por la palabra que el hombre toma conciencia de su libertad. En la comunión con otros la palabra es el vino y por eso los hombres se purifican bebiendo y hablando.

Vivencias, sentimientos no constituyen aisladamente la gestación y culminación del poema. A lo sumo, podríamos reconocer en ellos un átomo germinal de poesía, que de no fundirse con la vida misma no podríamos alcanzar la explosión poética... Cuando la vivencia, la intuición u otra categoría personal se hace LENGUAJE, sólo en ese caso, adviene el POEMA. Nace el poema... El poema dice lo que dice. La poesía no es explicación de las cosas ni ella misma necesita explicación. El misterio del poema se resuelve en su transparencia.” (Ibar Varas).

lunes, 26 de junio de 2017

Olvido García Valdés





Hundir los dedos entre sus cabellos...
 

Hundir los dedos entre sus cabellos
o pájaros jugando,
muy despacio, a caerse de un cable
de la luz,
muy despacio, abanico
de mirlos.
Cerca hay una charca y un árbol
en el centro.
Reverbera la fiebre,
el amarillo hiere sobre el agua.

De "Exposición" 1979


Javier Sánchez Durán





AUSENCIA

¡Ay, amor! Perdido en tu ausencia
rememoro el perfil suave de tu cuerpo
y deslizo la yema de mis dedos
por la inmensa blancura
de tu piel de seda.

Recorro tu delicada geografía
y delimito perfiles.
Viajo al norte dulce de tus labios,
al insondable sur,
al misterio oscuro,
donde libo la miel deliciosa
de tus muslos de nácar.
Acaricio tibiamente tus mejillas
y me detengo en el umbral de tus ojos.

Rememoro las templadas tardes,
las tibias noches de verano,
nadando entre besos y risas,
trazando veredas y caminos
sobre tu piel de plata.

Perdido en tu ausencia
he posado mis labios
donde nace la vida
y he borrado con besos
el lunar de tu espalda.
He temblado por dentro
al mecer a la luna
en la paz de tu vientre.
¡Ay, amor! Perdido en tu ausencia
presagio
nuestro encuentro infinito.

MAR DE AUSENCIAS.

La imagen puede contener: una o varias personas, personas de pie, océano, cielo, exterior, agua y naturaleza

domingo, 25 de junio de 2017

FERNANDO SORIANO BENSUSAN


tirar
ciego
de este
reflejo
donde no hay lluvia
ni las magnolias son
color de hueso
extraer
en esta luz sin luz
el día
el azogue nuevo
el cegador relieve
la crujiente
hojarasca
de esta sombra
tirar de lluvia
y oír
para decir que sí
(donde no hay)
que la lluvia oyes
y te empapa
desde su (de antaño)
abismo:
levantarlo
del polvo
descubrir quién teje



(de Centros de curvatura, Melilla, Geepp Ediciones, 2014)




Begoña Abad






Siempre he pensado
que he llegado demasiado pronto
para algunas cosas
o demasiado tarde
para otras.
Sólo estoy en su punto
cuando tú me tomas
como fruta del tiempo.


"Musarañas azules en Babilonia" Ed. Babilonia.




sábado, 24 de junio de 2017

Pedro Javier Martín Pedrós.





En el bosque de la vida,
en una tarde cualquiera,
a una hora indeterminada
y en un día sin nombre,
sonó la voz de la amistad 
anónima.
Estabas soñando con casitas
de papel y miel
y me diste la mano.
Fue una sensación mágica.
Me hiciste ver:
que el timbre de voz produce 
música,
que los coches andan,
que los niños son inocentes,
que la luna existe,
que hay vegetación y 
aire fresco.
En el bosque de la vida,
en una tarde cualquiera
y a una hora indeterminada,
sonará siempre la voz
de la amistad anónima.

De : Trozos de vida






Carmen Martagón








Pues eso... Ni más ni menos.
No me importa
Ha dejado de importarme cómo me ven,
si piensan que soy alta, baja, gorda o flaca,
si creen que soy lista, torpe, fea o guapa.

Ha dejado de importarme cómo me observan,
no le presto atención a miradas ajenas,
a juicios en vano o a las falsas condenas.

Porque he aprendido a mirarme al espejo,
sonreirme sin prisas, vivir a carcajadas
y a curar las heridas que he tenido en el alma.

Y he decidido ser, lo que más me emociona,
un café bien cargado, brisa de la mañana,
las olas en la orilla o el sol en mi ventana.




Marisol Bohórquez Godoy







DESVARÍOS

Sueños de espuma devorados por el tiempo,
recuerdos que destiñen palabras nunca pronunciadas
y que traen tu voz
como la pesadilla del amor que me busca.
¿Es la muerte que me llama
al otro lado de esta angustia?
¿O la vida
tratando de encontrarme entre las piedras?



viernes, 23 de junio de 2017

Pedro Jesús Cortés Zafra








IGUAL QUE AL BESO



Igual que al beso,
le sobran las palabras;
para saber que te quiero,
debían bastar mis miradas.





Margaret Atwood




UN ASUNTO DE MUJERES

La mujer del aparato con púas,
agujereado como un colador, que le aprisiona
la cintura y el espacio entre las piernas
es la Prueba A.

La mujer de negro que mira a través
de una celosía y tiene una estaca
de madera de diez centímetros metida
entre las piernas para que no la puedan violar,
es la Prueba B.

La Prueba C es la muchacha
que las matronas arrastran al monte
y obligan a cantar mientras sajan la carne
de entre sus piernas, luego atan sus muslos,
hasta que le salen costras y la creen curada.
Ahora puede casarse.
Para cada nacimiento la abrirán
en canal, luego la coserán.

A los hombres les gustan las mujeres bien apretadas.
Las que mueren son enterradas con cuidado.

La siguiente prueba yace sobre su espalda,
mientras ochenta hombres cada noche
se mueven a través de ella, diez cada hora.
Mira al techo, escucha
cómo la puerta se abre y se cierra.
Un timbre sigue sonando.
Nadie sabe cómo llegó hasta aquí.

Verás que lo que tienen en común
está entre las piernas. ¿Por esto
se lucha en las guerras?
Territorio enemigo, tierra de
nadie, que se penetra furtivamente,
cercada, poseída, pero nunca con certeza;
escenario de estas incursiones desesperadas
a medianoche, capturas
y crímenes viscosos, guantes de médicos
grasientos de sangre, carne inerte, fuente
del inquietante poder que posees.

Este lugar no es un museo.
¿Quién inventó la palabra amor?

Fotografía de Dorothy Shoes

jueves, 22 de junio de 2017

Lluïsa Lladó





COSMOVITA.

La pera jugosa
de carne membrillo
y líquido fuente,

las roscas de las bombillas
del parque de atracciones,
sí,en esta madrugada,
voy a versificar del olor de la esperanza,
los ojos ilusión
y el color moqueta de campo.

Hablar del ala delta,
paracaídas con sábanas de hilo
y el cesto con ramas de madroños
y cañas de torrente
con la esfera gigante de un globo,
dispuesto a cazar lunas
y ponerle un capirote al sol,

a platicar de las golosinas,
de las máquinas que venden un sueño
por un euro en una bola de plástico
precintada con celo de imprenta,
de la flor del ojal de novio,
de la sonata de besos fluviales,
la risa de un museo con cola
y el flash prohibido frente a un cuadro de Picasso,
la era,la simiente,la noria,
un pijama gris y la tortas con Nocilla
felicidad a dos palmos del cielo,

ayer,ahora y sin embargo
me ha soportado
la pena

de todas
por ejemplo,
de cada una de las nombradas cosas,

hoy,es hablar de ti. 



Carlos Edmundo de Ory,



Estar contigo es un vocablo insólito...


Estar contigo es un vocablo insólito
y el día que se rompa en pedacitos
el enorme silencio del olvido
será un eco anacrónico en mis noches


Alejanado de tu hechura a tientas
repitiendo sintigo en mi destierro
ya no cultivaré la corteza uniforme
de una estrella en la punta de mis dedos


Eres tan espantosamente joven
que estar contigo es un regalo loco


De "Miserable ternura"

Luis Cernuda

Deseo

Por el campo tranquilo de septiembre,

del álamo amarillo alguna hoja,

como una estrella rota,

girando al suelo viene.


Si así el alma inconsciente,

Señor de las estrellas y las hojas,

fuese, encendida sombra,

de la vida a la muerte.


Foto de Elena Grünstein

miércoles, 21 de junio de 2017

María José Collado





Sincronía
Me desdibuja un dedo
pende sobre el destino
y, sin saberlo,
abre mis alas
a un ámbito de luz.




Mario Benedetti






De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que esta ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe que consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedras
abriré la ventana.


martes, 20 de junio de 2017

Adela Ferrer






SILENCIO, SE AMA

Silencio, se ama.
Silencio, se ama.

Cuántas cosas dices en silencio.

Lazos imaginarios envuelven mis ganas,
la dicha de una mirada larga y cercana reflejo del deseo.
Reflejo del deseo.

Deseo.

Esos rincones que hacen el todo todo, 
ese poco a poco que lo envuelve, 
ese retener el tiempo, el tiempo en el momento.

Silencio, se ama.
Silencio, se ama.

Cómo rasgas los ojos cuando me miras.
No puedo evitar deshacerme en cascada salada y dulce.
Vuelcas en mí el cáliz del rojo, del cielo, de la pausa, del antídoto.

Ahora me piensas, lo sé.
Ahora me piensas, lo sé.
Ahora me piensas.

Puedo olerte, tocar tu mirada en el aire que arrastra tu esencia.
Puedo olerte, tocar tu mirada en el aire que arrastra tu esencia.


Ahora me piensas, lo sé.
Ahora me piensas, lo sé.
Ahora me piensas, ahora me piensas, lo sé.
Ahora me piensas, ahora me piensas.

Ahora me piensas.