martes, 29 de agosto de 2017

María Del Pilar Gorricho Del Castillo






Qué hago aquí
cruzando los peligros del párrafo
mientras el viento gira
sobre la gramática de los arboles.
Mientras todo sigue ofendiendo
a la canción esperada
y se extingue el nombre del pretexto.
Lo perpetuo de las primaveras
reposa sobre el vientre de los niños.
Los ojos de mi madre, acusan atónitos
la ofensa de la sombra.
Las manos de mi padre se buscan
en el encargo superpuesto del reposo.
Afuera,
los almendros han reventado el enigma
de la inmortalidad.
Las estaciones han nacido de lo consumido,
y los puentes bordan los soportales
de todos los solitarios.
Yo mientras, sangre y grito.
Combato con las palabras
los mensajes y el precio de los techos.
Y escribo y escribo,
sobre el jardín proscrito de lo predestinado.
Todo se hace más viejo,
bajo las costillas,
y el espejismo de la crucifixión
de los fracasos.
Todo se sucede, todo me llama,
mientras una lluvia de lenguas
rechinan lo inviable del exterior.
Duele menos la vida tras esta pantalla.




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