martes, 31 de octubre de 2017

Teresa Martín Ruiz








He borrado las lineas de todos los mapas,
he manipulado todas las brújulas,
he hablado en privado con la estrella polar para que deje de brillar,
porque ningún destino es el final de mi viaje,
si no estás tú.

Hazme una señal,
dónde quiera que te encuentres, porque el sitio es un lugar importante,
una estampa imborrable,
si me apuras,
el paraíso...
Pero la presencia, es la esencia del destino,
porque la puedes tocar, oler,
y sentir de cerca.

Qué me importa a mí si hay cielo, o mar,
si las gaviotas vuelan en la tarde,
si las puestas de sol son un milagro,
si la fachada de la casa es de precioso color azul,
si cuelgan alegres las enredaderas en los balcones,
si los sueños son anuncios previos
de lo que está por llegar.

Si no estás tú...
todos los esfuerzos se volverán al polvo,
y cada paso dado será una huella inútil,
en este mapa que reconstruyo,
ciudad por ciudad,
montaña a montaña,
para conquistar un nuevo imperio,
que lleve tu nombre.

Hazme una señal dónde quiera que te encuentres,
y te darás de bruces conmigo.
Quizá la vida consista en una continua búsqueda,
en un continuo girar de pestillos de puertas,
que te van conduciendo al destino definitivo,
para que no nos perdamos en ella,
de una forma irreparable.
Tal vez sea un mapa en blanco,
dónde ir dibujando las líneas
de todos los caminos que recorramos,
hasta llegar al final del trayecto.

Pero eso sí,
cogidos siempre de la mano
de la indispensable presencia de quien amamos.
Hazme una señal dónde quiera que te encuentres,
y te demostraré, que no todos los caminos,
conducen a Roma...



*El sitio es importante,
pero dormirá para siempre en la retina y sólo será otro punto más del planeta, si tú no estás al otro lado de la puerta.
Si en algún lugar te busco y te quiero, se llama cerca.






Javier Sánchez Durán






No sé que esperáis de mí.
Hace tiempo que me despojé de la corteza de mis versos,
y hoy la brisa se levantó y arrancó de mi piel
las últimas metáforas.
Aquí estoy desnudo sin recato,

os muestro mi cuerpo exento de aspavientos y artificios.
Aguardo vuestras miradas sin decoro ni pudor
que evite mi desabrigo voluntario.
Soy yo mismo sin disimulo ni disfraz.
Con los años y el buen uso
se me suavizó la piel que me envuelve
y es agradable al tacto y a los roces.
Ahora espero de vosotros los mismos actos,
el mismo comportamiento,
dejad que el viento se lleve los oropeles,
que el agua lave vuestra piel y se muestre limpia de artefactos.
No pongais fronteras al sol, ni al aire, ya sea huracán o brisa,
y dejad que la lluvia humedezca vuestros ojos,
y resbale por vosotros sin ningun impedimento,
que el viento sacuda vuestro pelo
y lanzaros sin miedo sobre la hierba húmeda
que el sol se encargará de escurriros con mimo y sin reparo.
No hay fronteras tampoco para los besos y caricias,
para las ternuras expresadas con nuestros dedos o con nuestros labios,
ni tampoco para el amor o el sexo necesario.
Es preciso el abrazo porque no tiene precio,
y hoy se necesita y urge aquello que escasea
y no compran los comerciantes
porque no ha sido tasado
ni se puede medir en cantidades concisas y concretas.
Es hora de dejar los mercados
y acudir a las donaciones o dádivas profundas
sin que medie ningún regateo o trato.
Es la vida que nos llama y nos exige
cumplir nuestros actos
y asumir el papel primigenio y originario
anterior a los precios y anterior al comercio
de lo que no tiene tasa




Georgina Castillo García





Obra de Maggie Taylor

De todos los poemas que he escrito
Me quedo con
este
Que no pretende nada
Que no explica nada
Que podría no existir

lunes, 30 de octubre de 2017

Teresa Torres










EN TI

Son imparables las ganas
de identificarme de nuevo en tu aliento
y entregada desnudar la fiebre en cada beso.

Sí, volver para pronunciarme en tus venas
llevando el deseo al extremo,
cuando sibilina repte por ellas,
que me sientas sustancia
imprescindible de tu ser,
ser de ti en ti.

Que me lleves,
que me vivas,
eso quiero vida mía,
que en tus venas siempre me vivas.

Germán Terrón


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Cuando estoy triste…
Sólo tengo que levantarme una mañana,
lavarme la cara
y mirar al mundo
como si mirase a tus ojos.
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viernes, 27 de octubre de 2017

María Guivernau











Querido diario:

perdona que no rellene
de tinta
cada una de tus páginas
en blanco.
Estoy viviendo...









Ana García Briones








A veces,
me gusta
caminar descalza,
ligera de equipaje.

Vaciar los armarios
repletos de materia prima,
limpiar los cajones
y llenarlos de estrellas.

Me gusta,
escuchar el silencio
que grita callado.

Observar la mirada
de un niño,
oler a pueblo,
a esencia,
a piedra,
a tomillo y romero.

A veces,
me gustaría,
correr las cortinas,
para bañarme
en pantanos de agua dulce
y echarle suspiros al viento.



Partos de luz

Loli González Vázquez






Soledad del alma                                     

Eres, como hoja seca que tiembla aferrada a su tallo.
Caminas por un laberinto de emociones
que no te lleva a ningún sitio.
Te giras y volteas una y otra vez
por esta interminable noria de arenas movedizas.
No te acongojes ni te sientas hundida.
Avanza con el aliento fresco por este asfalto de fuego
y clava bien los pies.
Pisa fuerte con tus zapatos viejos hasta que se rompan,
porque ésta,
es una vereda por la que navegamos todos alguna vez.
No olvides que después de la niebla
siempre sale el sol.
Eleva tu copa hasta lo mas alto y brinda por la vida
y tus sueños e ilusiones,
volverán a inundar tus entrañas... y tu alma.

jueves, 26 de octubre de 2017

Beatriz Favre.




 
 


Anhelando encuentros

Atrapo en mis manos
un mundo de sueños
Le cuento a la brisa
lo mucho que te quiero
Devoro minutos
Consumo silencios
Invento caminos
que me lleven a tu encuentro
El sol desaparece
Muere la tarde
Cae pesada la noche
Quedándome a solas
Y aunque el viento
es cómplice y te lleva mis besos
mi cuerpo no es mi cuerpo
porque te siento y no te tengo
Y me rebelo y soy egoísta
quizás la vida es eso
acariciar recuerdos
anhelando encuentros
 
 Del libro : A tu encuentro
 Colección Poesía en la distancia 


LOLA FONTECHA





Necesito tiempo
Pasan los años
y necesito más al tiempo.

Tiempo para seguir cosiendo
los sueños que le faltan a tu vestido.
para pintarte las pestañas de ilusiones perdidas
y que no las pierdas de vista.
Para adornar tu boca con la más dulce de las sonrisas,
para escribir ese poema que toque tu alma
y me haga eterna en tu realidad.

Necesito tiempo,
ese tiempo que va desapareciendo en cada tictac del reloj
y  se me escapa de las manos,
cual arena de la playa que entre los dedos se va deshaciendo.

Tiempo,
necesito tiempo para seguir dando pinceladas
al  lienzo níveo que me espera cada día
en la puerta de mi casa.

Necesito el tiempo que se pasa
y arrebata la inspiración por las prisas,
su falta hace desaparecer la improvisación
convierte los pasos en monotonía
y no me permite seguir escribiendo en las páginas de la vida.

Te necesito tiempo,

te busco y no te encuentro…


Hugo Mujica.






Lo humano.
Un viento límpido
recorre la noche.

En las calles,
un hombre
apura sus pasos, cumple su rito:
inclina su nada;

deja el temblor que a veces queda
donde hubo vida y ahora hay olvido.



La imagen puede contener: noche, cielo y exterior

miércoles, 25 de octubre de 2017

Ramón Llanes.






ACÓGEME, MUNDO.


Aún con humo en el alma
el dolor me inspira desafío,
acógeme mundo,
libérame de esta guerra
de largos tiempos,
no quiero que me maten mi hambre
solo que me acorten
las distancias que cuidan las fronteras.
Acógeme, mundo,
y mira con ternura
cada uno de mis sueños,
comparte conmigo la verdad
y duerme en mi conciencia.







Marta Pumarega Rubio



DÍAS

Han pasado los días
despacio y bajito
de lunes a lunes.

Sin pedir rescate.

Mirándome en mi espejo
desnuda bajo la ropa.

Con la manos tontas y listas,
con la mirada miope
de quien no puede ver de lejos.

He dicho frío,
para llenarme de nieve,
para que te fueras.

Pero no te me quitas de la memoria,
de la piel,
de los huesos,
de los párpados,
de los dedos,
de la garganta.

Pero no te me vas.



Marta Pumarega Rubio
Antónimo de cobijo


martes, 24 de octubre de 2017

Vicente Aleixandre

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Estancia soleada:
¿Adónde vas, mirada?
A estas paredes blancas,
clausura de esperanza.
Paredes, techo, suelo:
gajo prieto de tiempo.
Cerrado en él, mi cuerpo.
Mi cuerpo, vida, esbelto.
Se le caerán un día
límites. ¡Qué divina
desnudez! Peregrina
luz. ¡Alegría, alegría!
Pero estarán cerrados
los ojos. Derribados
paredones. Al raso,
luceros clausurados.





Lucía Fernández Núñez




Ser...


Tener la certeza
de que no nos pertenecemos
ni lo pretendemos...

Saber que a ratos nos encontraremos
con la sola intención de compartir
lo que tengamos...

Creer firmemente
que no me quieres para ti,
sino para mí...

Sentir que soy libre
cuando estás
y cuando no estás...

Estar segura
de haber ganado
mi guerra de la independencia...

Vivirte y vivirme en tu presencia
y en tu ausencia
de la mañana a la noche.

¿Amarte? ¿Amarme?




Ser. Lucía.



Nuria González Carrillo






Te pienso, como si estuviese dibujando tus rasgos con cincel de plata sobre granito,
en mi interior se ha ahuyentado la nitidez de tu imagen,
plasmar tu rostro de nuevo en mi alma, es la única forma de darte un segundo más de eternidad,
el equivalente a un parpadeo leve.




Perdí toda certeza de envejecer a tu lado, incluso te perdí a ti.

Las mañanas, las tardes, las noches las madrugadas a solas,
sin tu esencia ni tu calor.
Sin paraíso al que volver,
teniendo que admitir tu ausencia,
sumida en el intervalo de un limbo,
luego en un túnel de cristal,
donde observar y ser observada.
Pasé por una noche sin estrellas esperando a ver luceros,
amaneceres,
esperando trazar rumbo y viaje,
aprendiendo a desprenderme de ti para siempre.

Nuria González Carrillo ( Derechos registrados, poemario :A Dentelladas )

lunes, 23 de octubre de 2017

San Galisan






Humo detrás del cristal
Pienso que echaré de menos, mañana, cada mañana, el resto de mis mañanas, el sonido de tus pasos junto a los míos…
Hasta ayer, aceleraba mis horas para encontrar la mirada de unos ojos que se anunciaban desbordando ternura.
Así amanecían mis días, con la esperanza del encuentro. Sabiéndote, todo tenía otro color.
Ahora esa sonrisa que abraza, no me acompañará a traspasar la línea que separa este mundo y el que tú ceñías a mi cintura. Lo haré sola, como me enseñaste.
–No temas nada –me decías– cierra tus ojos y siente. Adelanta un paso y adéntrate. Estarás a salvo; allí te encontraré.
Te hubiese hablado de esta ausencia y del deseo de que no cambiasen nuestras vidas, pero entonces en tu rostro se hubiese reflejado la tristeza. No teníamos tiempo para eso.
Llueve. El paraguas solo cubre mi cuerpo y el aroma de una evocación… Ahora no sé precisar cuando la costumbre se hizo deseo.
Hoy solo me duele dejar atrás tu compañía. Los toques fortuitos, esas risas cómplices, la voz que narra, que cuenta, que desvela… la respiración entrecortada.
¡Qué fácil es acostumbrarse a lo bueno y qué triste regresar a la realidad!
Mis lágrimas apenas me dejan ver cómo te vuelves humo tras el cristal…

La imagen puede contener: árbol, exterior y naturaleza

PACO VELÁZQUEZ






DUELE LA HERRUMBRE, PADRE
Duele esta luna sin brillo
al anochecer del corazón.
Duele escuchar la sin memoria con dolor
del bosque sin mesura marchito
y su lamento hostil maldigo.
Duele el almendro no hallar
vestido de blanco azahar.
Duele ante el réquiem sucumbir
que sin ritmo pernocta en el mar,
en los ojos secretos de selene.

Duele la herrumbre, padre,
tú que fuiste mi sueño, mi mañana y tarde,
mi lucidez biológica, mi vivir.
Cronos, egoísta, te ató a la noche
y va atardeciendo rápida la oscuridad,
para poner rumbo al final broche
que mi alma enjuta ahora apene.





viernes, 20 de octubre de 2017

Pedro Javier Martín Pedrós.Copyright ©





La palabra se hizo infierno
y  necesité tus lágrimas
para refrescarme.
La palabra se hizo amor
y  brotaron abrazos
cercanos.
La palabra  murió  y
el pentagrama se vació
de  sus notas musicales.
Todo esto ocurre cuando
el  cuadrilátero
de los sentimientos
se viste de negro,
y la vida se va gastando
en  días de extrema

pobreza humana.